Boletín de Situación Internacional del 17 al 23 de noviembre
¿Plan de Paz o Ultimátum? El Mundo Desmenuza la Propuesta de Trump para Ucrania
La semana geopolítica ha estado dominada por un único y sísmico acontecimiento: la presentación de un controvertido plan de paz de 28 puntos para Ucrania por parte de la administración Trump. Con una fecha límite fijada para el Día de Acción de Gracias (27 de noviembre), el mundo contiene la respiración mientras Kiev se enfrenta a lo que el propio presidente Zelenskyy ha calificado como “uno de los momentos más difíciles de nuestra historia”.
El plan, negociado por el enviado de Trump, Steve Witkoff, y su homólogo ruso, Kirill Dmitriev, propone concesiones que muchos consideran impensables: la cesión de Crimea, Donbás y partes de Jersón y Zaporiyia; una drástica reducción del ejército ucraniano; y una enmienda constitucional para prohibir la adhesión a la OTAN. A cambio, ofrece un cese de hostilidades y un vago marco de seguridad.
La reacción de la comunidad de analistas internacionales ha sido inmediata, profunda y marcadamente dividida, revelando las fracturas en la percepción occidental de la guerra, la paz y el rol de Estados Unidos en el orden global. A continuación, se presenta un análisis comparativo de las perspectivas de las principales instituciones de análisis geopolítico.
El Veredicto de los Expertos: Un Abismo de Interpretaciones
El análisis del plan ha puesto de manifiesto un abismo entre las interpretaciones de los principales centros de pensamiento. Mientras algunos lo ven como una cruda demanda de rendición, otros, con cautela, sugieren que podría contener semillas para futuras negociaciones.
Chatham House, el influyente think tank británico, ha ofrecido el análisis más mordaz y crítico. Sus expertos no dudan en calificar la propuesta como una extensión de la estrategia del Kremlin.
Orysia Lutsevych, subdirectora del programa de Rusia y Eurasia en Chatham House, afirma de manera contundente: “El plan de 28 puntos parece una creación del Kremlin. Se asemeja más a una demanda de capitulación, especialmente porque impone límites a la soberanía de Ucrania y presiona para ceder territorio que Rusia no ha logrado conquistar militarmente”.
Lutsevych va más allá al identificar la estrategia subyacente de Moscú. Según su análisis, “Putin juega con Trump por tiempo. Sus objetivos son impedir la aplicación de sanciones petroleras que entran en vigor el 21 de noviembre de 2025, y retrasar la adopción del proyecto de ley de sanciones secundarias actualmente en la Cámara de Representantes de EE.UU.” Esta interpretación sugiere que el plan no es un esfuerzo genuino de paz, sino una maniobra táctica para aliviar la presión económica sobre Rusia.
Keir Giles, también de Chatham House, va un paso más allá, negando incluso la premisa de un proceso de paz:
“No hay un proceso de paz. Esto no son negociaciones de paz: es la transmisión de demandas de rendición de Rusia con la facilitación activa de Estados Unidos”.
Giles advierte que el objetivo de los términos militares es “dejar a Ucrania indefensa para cuando Rusia decida que está lista para intentarlo de nuevo”. Su análisis también destaca una exclusión crítica: “Europa no está involucrada porque Estados Unidos no ha visto la necesidad de involucrar a Europa, a pesar del hecho de que los términos establecidos serían desastrosos no solo para el futuro de Ucrania sino para la seguridad del continente en su conjunto”.
Desde una perspectiva jurídica, el profesor Marc Weller, director del Programa de Derecho Internacional de la misma institución, describe el texto como “no redactado por expertos, que deja espacio para confusiones y disputas interminables” y que sería “muy difícil de implementar”. Weller señala que el uso del término “reconocimiento” para los territorios ocupados “parece favorecer el punto de vista del Kremlin”, una concesión lingüística que podría tener profundas implicaciones legales.
En contraste, el Council on Foreign Relations (CFR), con sede en Estados Unidos, adopta un tono más medido, aunque igualmente escéptico. Liana Fix, experta en Europa, reconoce que “la propuesta de Trump cruzaría múltiples líneas rojas ucranianas y europeas y podría dejar a Kiev acorralado”, pero añade un matiz crucial: “pero hay puntos en el acuerdo que podrían desarrollarse para futuras negociaciones”. Esta perspectiva sugiere que, aunque profundamente problemático, el plan podría no ser un callejón sin salida absoluto.
El CFR también ha centrado su análisis en aspectos técnicos como el uso de los activos rusos congelados y la cantidad de ayuda que Estados Unidos ha enviado a Ucrania, adoptando un enfoque más pragmático y menos valorativo que sus homólogos británicos.
La revista Foreign Policy refleja la división de opiniones incluso dentro de sus propias páginas. Emma Ashford argumenta en un artículo titulado “El plan de paz Rusia-Ucrania de Trump es un paso adelante” que, aunque el éxito es improbable, “para Europa, una guerra contenida es quizás no del todo indeseable”. Esta perspectiva, aunque controvertida, sugiere que algunos analistas ven valor en cualquier intento de detener el derramamiento de sangre, incluso si las condiciones son subóptimas.
En el extremo opuesto, el reconocido analista Fareed Zakaria lamenta que “la Casa Blanca pronto puede presidir la primera derrota negociada de una democracia moderna”. Esta formulación dramática encapsula el temor de que el plan establezca un precedente peligroso: que las democracias pueden ser forzadas a capitular ante agresores autoritarios bajo la presión de sus propios aliados.
Finalmente, Politico centra su cobertura en la reacción política interna de Estados Unidos, destacando una inusual resistencia bipartidista. El senador demócrata Mark Warner, presidente del Comité de Inteligencia del Senado, calificó el plan como “un acuerdo históricamente malo”, mientras que los “halcones de Rusia” del Partido Republicano también han expresado su rechazo, evidenciando la profunda controversia que la propuesta ha generado en Washington. Politico también reporta que las “negociaciones de canal secundario de Witkoff alarman a los aliados”, sugiriendo que el proceso mismo ha sido tan problemático como el contenido.
El Dragón Multifacético: Tensiones en Taiwán, Vigilancia Global y la Oportunidad de Trump
Mientras el foco principal se centraba en Ucrania, las actividades de China en el escenario mundial continuaron generando análisis complejos y, en ocasiones, alarmantes. La semana ha estado marcada por una escalada en la retórica con Japón sobre Taiwán, revelaciones sobre la exportación de su modelo de vigilancia y su estrategia para gestionar una posible segunda presidencia de Trump.
La tensión en el Mar de China Oriental alcanzó un nuevo pico después de que el Ministro de Asuntos Exteriores de China declarara que Japón “cruzó una línea roja” con sus comentarios sobre Taiwán, según informó Politico. Esta declaración representa una escalada verbal significativa en las relaciones bilaterales, tradicionalmente tensas pero manejadas con cautela diplomática. Este endurecimiento de la postura de Pekín fue corroborado por Foreign Policy, que habla de una “profundización de la brecha entre China y Japón sobre Taiwán”, sugiriendo que la disputa no es un incidente aislado sino parte de una tendencia de deterioro.
Sin embargo, es The Economist la publicación que ofrece los análisis más singulares y profundos sobre las operaciones chinas menos visibles. En un artículo titulado “La exportación más espeluznante de China”, la revista detalla cómo “los países están haciendo cola para comprar las herramientas y técnicas del estado de seguridad del Partido Comunista Chino”. Este análisis sugiere una expansión sistémica del modelo de control social autoritario de China a nivel global, con implicaciones profundas para los derechos humanos y la privacidad en múltiples regiones. La exportación no se limita a tecnología de vigilancia, sino que incluye capacitación en técnicas de control social y gestión de la disidencia.
En otra investigación exclusiva, la misma publicación destapa el funcionamiento de los bancos clandestinos chinos, describiéndolos como “los mayores lavadores de dinero del mundo”, que conectan a “élites chinas ricas, cárteles de la droga y hackers norcoreanos, sin que nadie se reúna”. Esta pieza expone una infraestructura financiera paralela que socava las regulaciones internacionales y facilita actividades ilícitas a escala masiva. El sistema, según The Economist, opera con una sofisticación que permite transacciones de miles de millones de dólares sin dejar rastros convencionales, desafiando los esfuerzos internacionales de lucha contra el lavado de dinero.
Finalmente, de cara a las elecciones estadounidenses, los analistas observan de cerca la estrategia de Pekín. The Economist revela el “plan de los iniciados de Pekín para jugar con Donald Trump”, a quien ven como una “oportunidad de oro para China”. Esta perspectiva sugiere que, lejos de temer una presidencia de Trump, el liderazgo chino se prepara para explotar su transaccionalismo y su potencial desinterés en las alianzas tradicionales para avanzar en sus propios objetivos estratégicos. La estrategia china, según fuentes citadas por la publicación, se centra en ofrecer acuerdos comerciales bilaterales atractivos mientras socava silenciosamente las alianzas multilaterales de EEUU en Asia.
Foreign Policy complementa este análisis con cobertura regional específica, destacando cómo “China hace un chapuzón tecnológico en Portugal” y cómo “China está preocupada por las pérdidas de empleos debido a la IA”, mostrando las tensiones internas que enfrenta el gigante asiático mientras proyecta poder en el exterior.
🌡️ COP30 Termina con un Susurro: El Fracaso Consensuado de la Ambición Climática
En un segundo plano, eclipsada por el drama ucraniano, la cumbre climática COP30 en Belém, Brasil, llegó a su fin, y el veredicto de los analistas es unánime y sombrío: la cumbre fracasó en su principal objetivo de aumentar la ambición global para cumplir con el Acuerdo de París. Las principales publicaciones coinciden en el diagnóstico, aunque con diferentes matices sobre las causas y consecuencias.
The Economist ofrece el titular más lapidario: “COP30 termina con un susurro” (COP30 ends with a whimper), concluyendo que “la conferencia climática reconoció que se necesita más acción climática, y luego no la proporcionó”. En un análisis aún más pesimista de su serie “The World Ahead 2026”, la revista declara que “el mundo fracasará en cumplir el ambicioso objetivo climático del acuerdo de París. Digan adiós al 1.5°C”. Esta conclusión no es solo una predicción, sino un veredicto sobre la arquitectura misma de la gobernanza climática global, sugiriendo que el sistema de compromisos voluntarios ha demostrado ser estructuralmente incapaz de generar la acción necesaria.
Politico, por su parte, se centra en la dinámica interna de las negociaciones, destacando el rol de la Unión Europea en un artículo titulado “Cómo la UE desterró sus demonios climáticos y salvó un débil acuerdo en la COP30”. Aunque reconoce la debilidad del resultado final, el medio sugiere que la diplomacia europea evitó un colapso total de las conversaciones, un logro modesto en un contexto de expectativas decrecientes. Sin embargo, en otro artículo, señala la “incómoda falla en las conversaciones climáticas mundiales: ‘las promesas adicionales no significan nada’”, apuntando a la brecha crónica entre los compromisos y la acción, un problema que ha plagado las COPs durante décadas.
El Council on Foreign Relations (CFR) aporta un análisis más técnico y centrado en los actores clave. Sus expertos de la “Iniciativa de Realismo Climático” tomaron “la temperatura de la Cumbre Climática de la ONU” y concluyeron que los últimos compromisos de China “se quedan cortos” (fall short). Este enfoque subraya cómo la falta de ambición de los mayores emisores condena al fracaso los esfuerzos globales. China, como el mayor emisor mundial, tiene un poder de veto de facto sobre cualquier esfuerzo climático significativo, y su reticencia a comprometerse con reducciones más agresivas refleja las tensiones entre su desarrollo económico y las demandas climáticas globales.
La disparidad en la cobertura es reveladora. Mientras The Economist emite un juicio estructural sobre el fracaso del proceso, Politico se enfoca en la política de la negociación y el rol de los bloques, y el CFR realiza un análisis técnico de los compromisos nacionales. Esta fragmentación del análisis refleja la complejidad de un problema donde el fracaso es evidente, pero sus causas son múltiples y sistémicas: falta de voluntad política, intereses económicos contrapuestos, desigualdades Norte-Sur, y la ausencia de mecanismos de cumplimiento efectivos.
Diplomacia en Movimiento
La semana también fue testigo de varios movimientos diplomáticos significativos que, aunque eclipsados por los titulares principales, tendrán repercusiones a mediano plazo.
EEUU-Arabia Saudita: La administración Trump ha elevado a Arabia Saudita al estatus de “aliado principal no perteneciente a la OTAN”, una decisión que, según Politico, ignora a los críticos del ala MAGA y busca profundizar el compromiso estadounidense con el reino. Esta decisión, que otorga a Riad acceso preferencial a armamento y cooperación militar estadounidense, ha sido controvertida dado el historial de derechos humanos de Arabia Saudita y su papel en la guerra de Yemen. El CFR dedicó varios eventos y análisis a evaluar esta nueva “adopción” de la relación bilateral, explorando sus implicaciones comerciales, energéticas y estratégicas. Los analistas del CFR sugieren que la decisión responde a una combinación de intereses petroleros, contratos de defensa y la estrategia de contención de Irán.
Enviado de Ucrania: En un movimiento que añade incertidumbre a la política ucraniana de Washington, Politico informa que el enviado de la Casa Blanca para Ucrania partirá en enero. Esta salida, en medio de negociaciones críticas, plantea preguntas sobre la continuidad de la política estadounidense y podría ser interpretada como una señal de la menor prioridad que la administración Trump otorga al conflicto.
Tensiones en Asia: El Ministro de Asuntos Exteriores de China advirtió que Japón “cruzó una línea roja” con sus comentarios sobre Taiwán, una escalada verbal que ha sido cubierta tanto por Politico como por Foreign Policy. Esta advertencia se produce en un contexto de creciente militarización del estrecho de Taiwán y ejercicios navales conjuntos entre EEUU y Japón.
Reunión Lavrov-Rubio: Tras un período de ausencia mediática, el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha reaparecido declarando que está listo para reunirse con el Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, según informa Politico. Esta posible reunión será observada de cerca como un barómetro de las relaciones bilaterales en un momento de máxima tensión.
Acuerdo de Gas Grecia-Ucrania: El presidente Zelenskyy anunció un acuerdo para la importación de gas con Grecia, un pequeño pero significativo paso para diversificar las fuentes de energía de Ucrania en medio de la guerra y reducir su dependencia de rutas vulnerables.
Noticias Breves Relevantes
Ascenso de la Derecha en América Latina: Elecciones en Chile y Ecuador este fin de semana sirvieron como un termómetro para la ola conservadora en la región. Foreign Policy destaca este fenómeno como una tendencia regional a observar, con implicaciones para la política migratoria, el comercio y las relaciones con Estados Unidos. Los resultados preliminares sugieren un fortalecimiento de candidatos de derecha en ambos países, continuando un patrón que ha visto a la región oscilar entre ciclos progresistas y conservadores.
Crisis Humanitaria en Sudán: A más de dos años del inicio de la guerra civil, el CFR advierte que la devastadora crisis humanitaria, con cerca de 12 millones de desplazados, no está recibiendo la atención internacional que merece. Foreign Policy se suma al llamado, urgiendo a que la “documentación de crímenes de guerra en Sudán comience ahora”. La falta de cobertura mediática y la ausencia de una respuesta internacional coordinada han permitido que la catástrofe humanitaria se profundice sin consecuencias para los perpetradores.
Control de Armas Nucleares: El inminente fin del tratado New START entre EEUU y Rusia es una preocupación central para The Economist y el CFR. Ambas instituciones alertan sobre una nueva era de inestabilidad estratégica y una posible carrera armamentista, especialmente ante la amenaza de Trump de reanudar las pruebas nucleares. El CFR ha publicado un extenso informe titulado “Disuasión Óptima: Prevención de la Escalada Nuclear”, recomendando una estrategia mejorada para manejar los crecientes peligros de escalada nuclear, una nueva carrera armamentista y la proliferación.
Elecciones en Países Bajos: Un resultado extremadamente reñido entre los liberales y la extrema derecha mantiene en vilo el futuro político del país, según informa Politico. Las encuestas de salida sugieren que la extrema derecha ha consolidado su posición como una fuerza política permanente, complicando la formación de coaliciones de gobierno.
Mercenarios y Seguridad Global: El regreso de Erik Prince, fundador de la notoria firma Blackwater, es analizado por The Economist como una “señal de los tiempos”, indicando una creciente oportunidad para los actores de seguridad privados en un mundo caótico. Prince, cuya empresa fue implicada en múltiples escándalos durante la guerra de Irak, ha estado explorando nuevos contratos en África y otras regiones de conflicto.
Bajo el Radar: Espionaje y Actividades Sottovoce
Esta sección, inspirada en las publicaciones de SpyTalk y otras fuentes de inteligencia, se adentra en el mundo de las operaciones encubiertas y las dinámicas de poder que no siempre llegan a los titulares principales.
El Regreso de Erik Prince: The Economist dedica un extenso reportaje en audio al regreso de Erik Prince, el fundador de la controvertida firma de seguridad Blackwater. Su resurgimiento, según la publicación, “es una señal de los tiempos”, indicando que el caos global está creando un mercado en auge para los actores de seguridad privados y mercenarios, cuyas operaciones a menudo se mueven en una zona gris legal y ética. Prince ha estado en conversaciones con gobiernos africanos y asiáticos para proporcionar servicios de seguridad que van desde protección de infraestructura hasta operaciones de contrainsurgencia.
Investigaciones en Washington: El mundo de la inteligencia estadounidense está agitado. Según SpyTalk, el ex-Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, ha sido citado a declarar en una investigación del Departamento de Justicia sobre la revisión de la interferencia electoral rusa de 2016 durante la era Obama. Esta investigación, liderada desde Florida, ha enredado a más de una docena de funcionarios de la era Obama, sugiriendo un esfuerzo de la administración Trump por revisar y potencialmente desacreditar las conclusiones de inteligencia anteriores sobre la interferencia rusa.
Mientras tanto, el mismo medio informa sobre las controversias que rodean a Kash Patel, una figura prominente en el entorno de Trump, y su posible nombramiento al frente del FBI. Patel, conocido por su lealtad a Trump y su escepticismo hacia las conclusiones de la comunidad de inteligencia sobre Rusia, ha generado alarma entre veteranos del FBI que temen una politización del buró.
Epstein y la Inteligencia Rusa: En una revelación explosiva, Politico informa que Jeffrey Epstein afirmó haber proporcionado a los rusos información sobre Donald Trump. Aunque la veracidad y el alcance de estas afirmaciones son difíciles de verificar, la simple existencia de tal vínculo arroja luz sobre las complejas redes de influencia y las vulnerabilidades que pueden ser explotadas por servicios de inteligencia extranjeros. La revelación proviene de documentos y testimonios que están siendo examinados como parte de investigaciones más amplias sobre las conexiones de Epstein.
Conclusiones
El tablero global se está reordenando, pero no hacia una estabilidad nueva, sino hacia un interregno marcado por la erosión simultánea de límites, reglas y consensos. El plan de Trump para Ucrania no es solo un texto problemático; es un síntoma de un Occidente desconcertado, dividido entre sus principios y sus fatigas. Que los principales think tanks discrepen con tanta intensidad revela algo más profundo: ya no existe una narrativa común sobre qué significa ganar, perder o negociar en este conflicto.
China, por su parte, demuestra que la influencia no siempre se ejerce con portaaviones: lo hace exportando modelos de control, construyendo redes financieras opacas y leyendo con precisión quirúrgica la psicología política de Washington. Su estrategia para una eventual presidencia de Trump no se basa en el miedo, sino en la oportunidad.
La COP30 confirma otro punto crítico: el sistema climático internacional está construido para prometer, no para transformar. La brecha entre compromiso y acción no es una anomalía; es su mecanismo de funcionamiento.
En este escenario, la diplomacia se mueve, pero lo hace entre fuegos cruzados: alianzas tensadas, actores revisionistas en ascenso, instituciones agotadas y una opinión pública cada vez más vulnerable a soluciones simplistas. El mundo entra en una fase donde las decisiones difíciles ya no pueden posponerse, pero donde también es cada vez más difícil identificar quién está dispuesto —y quién es capaz— de tomarlas.



